Desnudos y felices

Sensación de libertad absoluta. Inspiro. El olor a pino, olivo, romero, pebrella… inunda mi pituitaria. Expiro. Me libero de todo lo negativo. Me siento bien. Una brisa fresca acaricia mi cuerpo desnudo.

En el horizonte, todo lo que alcanza la vista son árboles y bosque de una gran belleza. No deseo estar en otro lugar. «¡Qué se pare el tiempo!», pienso.

Un cielo inusualmente estrellado nos sorprende. La vía Láctea inunda nuestras retinas y las perseidas hacen su aparición tímidamente. Un trago al Gin Tónic perfectamente elaborado, a la vez, zambullirse, flotar y nadar en templadas aguas rodeados de tan inigualable escenario, con el bosque y el firmamento de testigos.

Practicar yoga y meditación desnudos, saludar al sol, tomar conciencia de nuestro cuerpo, amarlo, mimarlo, quererlo.

Una charla entre amigos, arreglando el mundo. Unas risas de dolerte la barriga. Cine de verano al desnudo. Jornada gastronómica en buena compañía y unos gazpachos de diez.

Llenar nuestras mochilas de momentos inolvidables y compartirlos con personas extraordinarias.

Esto es a lo que nos estamos dedicando estos días y no se nos da nada mal.

Mamá nudista.

Para nuestros amigos Javi y Maite.

5 comentarios en “Desnudos y felices

  1. Maravillosas vacaciones, interesante conocer ese lugar (interior y exterior) que permite a las personas ese estado. Sería interesante saber el lugar exterior donde se pueda estar así. Gracias.

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    1. Pues es una finca privada en el interior de Valencia (Bicorp) precioso entorno.

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  2. Sergio Alfonso Ortega 17 agosto, 2018 — 1:55 pm

    ¡Que maravilla!
    Disfrutando así, volveréis con las baterías de cuerpo y mente más que cargadas.
    Saludos.

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  3. Bobjones Papaton 29 agosto, 2018 — 10:29 am

    Maravilloso relato. Si es que el nudismo en buena compañía solo aporta beneficios a la salud. Deberían recetarlo los médicos. Enhorabuena por tu artículo.

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